El sábado de vigilia durante la Jornada Mundial de la Juventud 2023 en Lisboa Portugal, el Papa Francisco en su discurso a los jóvenes dijo una cosa que me marcó tremendamente. Nos dijo lo siguiente: ¡”La alegría es misionera”.
¡Ay qué declaración tan profunda!
Pero la pregunta es ¿qué significa: “La alegría es misionera”? ¿La alegría puede ponerse de pie para ir a algún lugar? ¿Sería una broma tremenda? pero no… la verdad es que tiene razón: ¡”La alegría es misionera”!
La primera pregunta es: ¿qué es la alegría?
Para mí, la alegría es algo que surge de la parte más profunda del corazón sin depender de las circunstancias de la vida. Encima de todo, es el Señor quien puede dar este regalo. Hay que cuidar de no confundir la alegría con la felicidad porque son dos cosas diferentes. La felicidad es algo de un momento que pasa y que puede desaparecer rápidamente pero la alegría vive en cada persona. Hay que entender también que no significa que no se puede estar triste pero siempre tenemos la libertad de escoger la alegría.
Sobre todo, la pregunta más importante es: ¿Cómo se puede ser misionera la alegría?
Para alguien como yo a quien le gusta viajar, es tan fácil decir que tengo que ir al otro lado del mundo para ser misionera. La verdad es que ser misionera empieza donde estoy en este momento: en la escuela, en el trabajo, en el hospital, en la casa, etc… Yo siempre tengo la oportunidad de amar, de mostrar a Jesús a los demás pero ¿la elijo?. No es siempre fácil pero es posible para quien lo desea con la gracia del Señor. Hace unas semanas, me ha resultado bien difícil escoger la alegría sobre todo porque pensé que este año iba a ser diferente en mi vida personal y profesional. A veces era difícil tener el corazón alegre pero descubrí un secreto: para que la alegría sea misionera, empieza con la sonrisa no importa si tengo ganas de sonreír o no. La alegría es misionera porque va más allá de las fronteras construidas de manos humanas. La alegría destruye los corazones de piedra. La alegría es un signo palpable que dice que Jesus resucitó y eso cambia todo.
No tienes que ir al otro lado del mundo para ser misionero, puedes empezar con tu sonrisa.
¡Pruébalo y cuéntamelo! Te prometo que tu alegría será misionera.
En la Eucaristía,
Sonrisa D’Maria
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